12 de diciembre de 2011
19 de septiembre de 2011
Dr. Miguel Duque Pérez-Camacho
Psiquiatra
Director del ICAPSI
Los Trastornos del humor magnifican experiencias humanas cotidianas, que adquieren una dimensión mayor. Sus síntomas son exageraciones de la tristeza y el cansancio, alegría y felicidad, sensualidad y sexualidad, irritabilidad y rabia, energía y creatividad que pueden acontecer en la vida normal. En las primeras descripciones encontradas en una amplia diversidad de culturas hace miles de años, ya se consideraba al trastorno maníaco-depresivo como el trastorno del humor prototípico.
¿Qué son la depresión y la manía?
Idealmente, habría que describir primero el humor o estado de ánimo “normal”. A pesar de la dificultad que esto conlleva, una definición operativa puede ser la de que el humor “normal” o eutimia, es el estado de no sentirse particularmente eufórico o triste, excepto ante determinadas circunstancias como las oscilaciones habituales del humor y del temple afectivo que normalmente toman diversas tonalidades al paso del tiempo y de las circunstancias, al polo de la tristeza, de la preocupación, del sosiego, de la alegría, de la jovialidad, en los ritmos ultradiano, circadiano, infradiano, circaseptano y circanual.
Superficialmente, la depresión y la hipomanía pueden ser vistas como extremos de estas fluctuaciones normales del humor. Pero la depresión clínica o la manía son algo más que extremos del estado de ánimo normal, representan síndromes en los que, además de la afectación del humor, existen alteraciones del pensamiento, el estado psicomotor, el comportamiento, la motivación, la fisiología y el funcionamiento psicosocial.
La Escuela hipocrática contribuyó de forma esencial a la psiquiatría científica: argumentó que se trataba de enfermedades del cuerpo, no relacionadas con espíritus mágicos o sobrenaturales. Los hipocráticos describían la melancolía como una condición “asociada con aversión a comer, abatimiento, insomnio, irritabilidad e inquietud”, y la manía como un estado de elevada energía y euforia.
Hipócrates también localizó la etiología de los trastornos del humor en el cerebro:
“Los hombres deberían saber que del cerebro y sólo del cerebro proceden nuestros placeres, alegrías, risas y bromas, igual que nuestras penas, pesares, aflicciones y llantos… por lo cual, afirmo que el cerebro es el intérprete de la conciencia”.
Esta conciencia hipocrática fue sepultada durante dos milenios bajo la teoría humoral, consolidada en la medicina por Galeno (siglo II d.c.), que sostenía que la melancolía resultaba de un exceso de bilis negra y la manía de un exceso de bilis amarilla. El corazón, más que el cerebro, también fue considerado el órgano de los trastornos del humor durante largo tiempo.
En el siglo I a.C., los médicos griegos inicialmente sugirieron una conexión entre la melancolía y la manía:
La agudeza clínica de esta época culminó con Areteo de Capadocia:
De acuerdo con Areteo, la forma clásica de la manía era la forma bipolar: el paciente que, previamente estaba eufórico, alegre e hiperactivo, súbitamente experimentaba tendencia a la melancolía; al final de la crisis, pasaba a sentirse lánguido, triste, taciturno, manifestando preocupaciones sobre su futuro, sintiéndose avergonzado”. Cuando la fase depresiva ha finalizado, estos pacientes vuelven a estar alegres, ríen, bromean, cantan. En una forma grave de manía, llamada furor, el paciente “a veces mata y degüella a los sirvientes”; en formas menos graves, se exalta a sí mismo con frecuencia: “sin ser cultivado, dice ser filósofo… y los incompetentes (dicen ser ellos) buenos artesanos… otros están suspicaces y se sienten perseguidos, motivo por el cual se encuentran irascibles”.
Edad Media
La tradición clínico-empírica griega sobrevivió en la Edad Media temprana en medio del Islamismo y el Cristianismo, pero posteriormente sucumbió a la intolerancia religiosa. En el siglo XII, esta tradición dio lugar a una orientación más teológica que empírica. Por eso, Roger Bacon, defendiendo que la observación empírica era necesaria para obtener el conocimiento y que las enfermedades mentales tenían etiologías naturales, fue censurado por la Iglesia y condenado por sus colegas de la Universidad de Oxford.
Una tensión similar tuyo lugar en Oriente Medio. La tradición hipocrática fue ejemplarizada por el persa Rhazes, quien representa el equivalente de Roger Bacon. Avicena tomo una postura más diplomática y prosperó como un sintetizador moderado de las tradiciones griegas, romanas y religiosas. Su síntesis médica, el Canon de Medicina, suscitó una consideración seudogalénica durante siglos, transmitiendo esta visión en los trastornos del humor: “indudablemente, el sustrato que produce la manía es de la misma naturaleza que el que produce la melancolía.
Al inicio de los siglos XVI y XVII, la Ilustración dio ímpetu al progreso médico en Europa. El siglo XVIII fue testigo del resurgimiento de la tradición clínico-empírica en medicina, con descripciones avanzadas sobre la manía y la melancolía.
El cambio decisivo del siglo XIX: la psiquiatría clínica francesa
En 1845, Jean Falret describió un trastorno cíclico (la folie circulaire) que por primera vez definía expresamente una enfermedad en que “esta sucesión de manía y melancolía se manifiesta con continuidad y de forma casi regular”. En el mismo año, Baillarger describió esencialmente el mismo concepto (la folié á double forme), enfatizando que los episodios maníacos y depresivos no eran accesos diferentes, sino más bien fases distintas del mismo acceso. Por primera vez, la enfermedad maníaco-depresiva fue concebida como un trastorno único, anticipando claramente la síntesis posterior de Kraepelin.
Mendel fue el primero en definir la hipomanía, una “forma de manía que típicamente sólo se muestra en las fases leves, abortivamente, por decirlo así”. En la misma época, Kahlbaum describió los trastornos cíclicos y ciclotimias, que se caracterizaban por episodios de depresión y excitación pero que no abocaban a demencia, tal como ocurría con la manía crónica o con la melancolía.
El siglo XX y la síntesis Kraepeliniana
Emil Kraepelin en el siglo XX, distinguió las psicosis del resto de enfermedades y delimitó claramente la enfermedad maníaco-depresiva. Destacó aquellos aspectos de la enfermedad maníaco-depresiva que la diferenciaban más claramente de la dementia praecox: el curso periódico o episódico, el pronóstico más benigno y una historia familiar de enfermedad maníaco-depresiva.
Karl Jaspers defendía que los datos clínicos necesitan ser recogidos neutralmente, libres de teorías subyacentes, tales como Freud y libres de paradigmas diagnósticos específicos, como el de Kraepelin. La influencia de Jaspers dio lugar a descripciones más cuidadosas de los síndromes del humor, como se ejemplarizó en el libro de texto altamente influyente Fish´s Clinical Psychopathology.
En la primera mitad del siglo XX, en Europa, en medio de los psiquiatra academicistas, Eugen Bleuler partió de Kraepelin al conceptuar la relación entre la enfermedad (afectiva) maníaco-depresiva y la dementia praecox (esquizofrenia) como un continuo sin una línea clara de marcación.
Bleuler crecía que la localización de un paciente en el espectro dependía del número de rasgos esquizofrénicos que presentaba. En ese sentido, consideraba que los síntomas del humor no eran específicos.
En 1933, Kasanin identificó una serie de pacientes que presentaban el síndrome maníaco-depresivo, pero también mostraban síntomas psicóticos fuera de los episodios afectivos. Estas afecciones parecían encontrarse fuera de la dicotomía de Kraepelin, y dieron lugar al concepto de trastorno esquizoafectivo.
Distinción Bipolar-unipolar
En 1957, Karl Leonhard observó que, dentro de la amplia categoría de enfermedad maníaco-depresiva, algunos pacientes tenían historias de depresión y manía, mientras que otros tenían solo depresión. Entonces señaló que los pacientes con historia de manía (que denominó “bipolares”) tenían una incidencia más alta de manía en sus familiares cuando se comparan con aquellos con depresión solamente (que denominó “monopolares”).
Alonso Fernández propuso en 1968 la Psicosis Fasotímicas su terminología y concepto y cito:
Corresponde a Kraepelin el mérito de haber agrupado este conjunto de psicosis circulares y psicosis exclusivamente maníacas o depresivas en una entidad nosológica que llamó locura maníaco-depresiva. Specht incluye aquí también los desarrollos paranoides. Aunque este intento no ha prosperado, conviene advertir que abundan los cuadros paranoides montados sobre una tristeza (especialmente, delirios de autorreferencia, persecución y celos) o una euforia vital (sobre todo, delirios litigantes).
Los estudios de DREYFUS forzaron a KRAEPELIN a incluir finalmente la depresión involutiva en la “locura maníaco-depresiva”.
PIQUER ARRUFAT, preclaro médico español del siglo XVIII, el Hipócrates español según algunos entusiastas suyos, describe con todo detalle la enfermedad del monarca español Fernando VI y la diagnostica como manía-melancolía. Diagnostico que ha sido confirmado por modernos psiquíatras. El haber establecido por vez primera un vínculo nosológico entre la manía y la melancolía, representa una aportación psiquiátrica española verdaderamente excepcional y muy poco conocida, que se anticipa a los lanzamientos de la locura maniacodepresiva por Kraepelin en más de cien años y de la locura circular por Farlet y la locura de doble forma por Baillarger en más de setenta y cinco años.
Toda designación de esta enfermedad en la que figura el vocablo “locura” me parece inaceptable. Baso mi postura en dos razones:
• Primera: esta palabra está sobrecargada de significaciones peyorativas, por lo que debería excluirse del nomenclátor psiquiátrico.
• Segunda: precisamente por la índole de su lastre semántico, da una idea equivocada de lo que la mayoría de estos enfermos afectivos esencialmente son.
Por otra parte, los términos “circular”, “doble forma”, y “maniaco-depresivo” sólo engloban a los enfermos que, por lo menos una vez, han tenido una fase maníaca y otra depresiva. Estas denominaciones resultan inaplicables al gran contingente en una sola fase (monofásico) o en varias (multifásico). Los cursos depresivos monopolares son mucho más frecuentes que los cursos bipolares (fases maniacas y depresivas).
En consecuencia, deben reservarse las denominaciones “psicosis maníaco-depresiva” y “psicosis circular” exclusivamente, para los trastornos psicóticos afectivos bipolares.
Para Kretschmer, la ciclotimia es aquella modalidad de temperamento fluctuante, por su proporción diatésica (predisposición orgánica a contraer una enfermedad), entre la alegría y la tristeza; esta modalidad temperamental, según es consabido, se correlaciona positivamente con la arquitectura corporal pícnica.
El término psicosis fasotímica, que propuso Alonso, significa etimológicamente “psicosis afectiva de curso fásico”, en cuyo sector se incluyen las formas fundamentalmente afectivas (depresivas, maníacas y maniacodepresivas).
Así mismo, en 1968 Ian Gregory consideraba los trastornos afectivos psicóticos caracterizados por desviaciones graves de afecto, ánimo o tono emocional. La afectividad predominante puede estar en el extremo inferior de la escala (depresión) o en el extremo superior (euforia). Asociada con depresión o euforia intensos, pueden haber también trastornos notables de la percepción, raciocinio o conducta, incluidas alucinaciones, delirios y tendencias suicidas u homicidas.
Subtipos diagnósticos de trastornos del estado de ánimo en el DSM-IV-TR
1. El trastorno (unipolar) depresivo mayor, se caracteriza por episodios depresivos sin estados maníacos o hipomaníacos.
2. El trastorno afectivo bipolar, caracterizado por episodios maníacos o mixtos y episodios de tipo depresivo mayor (Bipolar I, según el DSM-IV-TR) o por episodios hipomaníacos y episodios de tipo depresivo mayor (Bipolar II), es en la actualidad uno de los trastornos psiquiátricos que gozan de un mayor interés investigador tanto en sus aspectos etiopatogénico, fisiopatológico, evolutivo, nosológico y terapéutico.
Los actuales sistemas de clasificación diagnóstica afrontan el trastorno afectivo bipolar de forma bastante similar. Para el DSM-IV-TR (APA,2002) existen dos formas de trastorno afectivo bipolar diferenciadas en función de la intensidad de los síntomas maníacos (Bipolar I, manía pura o mixta “manía disfórica” más depresión bipolar; Bipolar II, hipomanía más depresión bipolar), dentro de las cuales se puede distinguir también un subgrupo de cicladores rápidos (cuatro o más episodios anuales de enfermedad), más frecuentes en mujeres jóvenes y en ocasiones asociado a un hipotiroidismo subclínico, a factores orgánicos cerebrales y la propia manía farmacógena inducia por antidepresivos; de especial mal pronóstico dada su mala respuesta a los tratamientos eutimizantes convencionales y en especial al carbonato de litio. El DSM-IV-TR también reconoce otro trastorno conocido como ciclotimia (trastorno ciclotímico) y caracterizado por episodios hipomaníacos junto con fases depresivas que no cumplen los criterios de depresión mayor.
En el trastorno tipo Bipolar tipo II tiende a iniciarse en la adolescencia, y a veces, en la preadolescencia. La edad media de inicio es de 18 años. Al principio, es frecuente que se diagnostique erróneamente como depresión unipolar, como trastorno adaptativo o como trastorno de la personalidad, especialmente el límite. El hecho de que la enfermedad empiece con oscilaciones leves del estado de ánimo y que su amplitud o frecuencia se vaya incrementando con el paso del tiempo hasta que alcanzar el umbral constituye un patrón frecuente. Séller y cols., en un seguimiento a diez años de la depresión infantil, observaron que al final un 33% cumplía los criterios para el trastorno bipolar tipo I y un 15,3% para el trastorno bipolar de tipo II.
La distribución por sexos parece encontrarse a medio camino entre los patrones observados en el trastorno unipolar (preponderancia al sexo femenino) y el trastorno bipolar tipo I (proporciones por sexo equivalentes), aunque algunos estudios apoyan la no existencia de diferencias de género.
3. El trastorno distímico (distimia), se refiere a síntomas depresivos mayores clínicamente significativos que están presentes durante 2 años o más pero no alcanzan el umbral para el trastorno depresivo mayor. La ciclotimia es la tendencia a una acentuada alteración del humor, que oscila generalmente entre la excitación y la depresión. En sus formas extremas se convierte en trastorno Bipolar. La “hipertimia” describe a veces la hipomanía leve crónica (disminución de las necesidades de sueño, comportamiento expansivo, extraversión marcada).
4. El trastorno esquizoafectivo es una entidad clínica definida por la conjugación de síntomas característicos de esquizofrenia y otros que conforman un síndrome afectivo, en la que ambos grupos de síntomas aparecen durante una parte sustancial de la evolución de la enfermedad. El término de psicosis esquizoafectiva fue acuñada por Kasanin para designar una serie de casos que difícilmente encajaban en la categoría de demencia precoz (esquizofrenia) o la de psicosis maníaco-depresiva (trastorno bipolar); ya otros autores habían señalado anteriormente la existencia de este grupo intermedio de pacientes. El concepto y los criterios diagnósticos del trastorno esquizoafectivo, que aún hoy en día supone una de las discusiones más polémicas en el ámbito de la nosología psiquiátrica, han ido evolucionando, acercándose progresivamente hacia los trastornos afectivos.
En el trastorno esquizoafectivo puede aparecer cualquier síntoma de los clásicamente atribuidos a esquizofrenia añadido a síntomas afectivos en forma de síndrome maníaco, depresivo o mixto. Son frecuentes los delirios de perjuicio y autorreferencia, así como las alucinaciones auditivas. Algunos de estos pacientes presentan característicamente ilusiones y alucinaciones en la esfera visual, olfativa y cenestésica. Suelen carecer de la jovialidad, sociabilidad y el ingenio de los maníacos puros. Los esquizoafectivos depresivos (unipolares) padecen episodios en los que se conjugan síntomas de esquizofrenia con clínica depresiva manifiesta.
En el DSM III-R (1988) se nos brindan por vez primera criterios diagnósticos de este cuadro, siendo necesaria la presencia de síntomas agudos de manía o depresión y de esquizofrenia, y la existencia de delirios y alucinaciones durante al menos 2 semanas en ausencia de síntomas afectivos. El DSM IV (1994) apenas aporta variaciones, distinguiendo, igual que lo hace el DSM III-R, un subtipo esquizoafectivo bipolar y otro depresivo. Por su parte, la CIE-10 (OMS, 1992) incluye el subtipo esquizoafectivo mixto.
Respecto al tratamiento, el pilar básico sigue siendo el psicofarmacológico, basado en carbonato de litio tanto en fase maníaca, depresiva y como terapia de mantenimiento eutimizante.
Las sales de litio gozaron de popularidad en el siglo XIX para el tratamiento de la gota y otros trastornos, pero cayeron en desuso por los informes alarmantes de su toxicidad. Su uso en los trastornos psiquiátricos fue sugerido primeramente por Cade en Australia en 1949.
Como alternativas al litio nos encontramos con los fármacos anticomiciales, preferentemente carbamacepina y el valproato, solos o combinados con el primero y los anticomiciales de nueva generación.
Otras asociaciones recomendadas serían las de antipsicóticos atípicos en las fases maníacas de la enfermedad, dada su rapidez de acción, preferentemente olanzapina, risperidona, quetiapina, etc.
Con la salida al mercado de los nuevos fármacos anticomiciales de nueva generación (lamotrigina, gabapentina, topiramato, oxcarbacepina,etc.) y los antipsicóticos atípicos, al igual que ha sucedido con anterioridad en otro terrenos como la psicosis o la depresión, se abre un amplio abanico de posibilidades de tratamiento de los paciente bipolares, monopolares y esquizoafectivos, tanto en la búsqueda de un efecto profiláctico de recidivas de cada trastorno en cuestión, como a la hora de atajar y de minimizar los síntomas tanto maníacos como depresivos en fase aguda y de controlar a aquellos pacientes resistentes a las terapias convencionales.
BIBLIOGRAFÍA
• Alonso Fernández F. Fundamentos de la Psiquiatría Actual. Tomo II Editorial Paz Montalvo. 3ª Edición, 1977.
• Berk M., Dodd S. Bipolar Disorders an Internatcional Journal of Psychiatry and Neurosciences. Volumen 4, número 1, 2006.
• Gelder Michel G., López Ibor J.J., Andreasen Nancy. Tratado de Psiquiatría. Tomo I. Editorial Ars Médica, 2003.
• Gregory, I. Psiquiatría Clínica, 2ª Edición. Editorial Interamericana, S.A., 1970.
• Kalinowsky, Lothr, Hippius Hanus. Tratamientos Somáticos en Psiquiatría. Editorial Científico-Médica. 2ª Edición, 1972.
• Koupernic., C. y J. J. Scheneder. Psiquiatría. Editorial Espaxs, 1974.
• Segarra R., Gutiérrez M., Eguiluz I. Publicación Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Volumen 9, número 1, Enero-Febrero 2002.
• Vandel P., Rebiére V., Sechter D. Enciclopedia Médico-Quirúrgica EMC (Eservier SAS), número 121. Abril-Mayo-Junio 2005.
27 de mayo de 2011
HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA. COMPENDIO
Dr. Miguel Duque Pérez-Camacho
Psiquiatra
Director del ICAPSI
Desde la noche de los tiempos, la locura y otras manifestaciones psicopatológicas han acompañado al hombre como su sombra. En gran medida la investigación, y la terapéutica de los trastornos de la mente surgió como efecto de la transformación de las opiniones populares, estrechamente vinculadas a lo sagrado y sobrenatural, en teorías que hoy calificaríamos de médico-psicológicas.
Tendríamos que tener en cuenta a la hora de hablar de la Historia de la Psiquiatría otros ámbitos implicados como la Biología, la Filosofía, la magia, la religión, la ley, el arte y la Literatura. Si bien todos estos territorios más o menos anexos nos procurarían una visión global y totalizadora, en el núcleo todos ellos se imbrican, y conceptualmente puede situarse a la Psiquiatría en la noción clásica de “enfermedades del alma”. Surgidas estas por analogía con las enfermedades del cuerpo, estudiadas y atendidas por la Medicina, los discursos sobre tan curiosa variedad de enfermedades se asientan en gran medida en el seno de la Filosofía. Jackie Pigeaud lo expresa diciendo “Es una analogía que supone que el alma como el cuerpo, sufre enfermedades. Para que la analogía sea fecunda, es preciso que se asiente sobre una concepción relativa a enfermedad; son los médicos quienes aportan un material coherente en la definición de enfermedad, pero el lugar de origen de la analogía es la Filosofía, que da sentido a la necesidad de describir ciertos comportamientos del individuo”. De esta manera, la psicopatología se erige y desarrolla sobre un terreno híbrido, mezcla de materiales tanto médicos (enfermedad), como filosóficos (alma), pero aún así perfectamente accesibles y articulables.
CONCEPTO Y CAMPO DE LA PSIQUIATRÍA
El término Psiquiatría ha sufrido avatares terminológicos, políticos y científicos a lo largo del tiempo. Nació como alienismo en medio de la Revolución Francesa, se transformó en medicina mental con el crecimiento del campo anatomoclínico y luego pasó francamente a ser Psiquiatría con Kraepelin y Magnan.
Vemos que la psiquiatría (de: psyche = alma, iatréia = curación, iatros = médico), es una práctica teórica altamente tecnificada. Actualmente se le considera la rama antropológica o humanista de la Medicina. Según el diccionario de Littré, la Psiquiatría es la parte de la medicina que trata de las enfermedades mentales, mientras que la Neurología trata a las del sistema nervioso. Según Jorge Saurí, la denominación nace en Centroeuropa a mediados del siglo XIX, psicosis, psicopatía, psicopatología, psiquiatría crecen desde un centro creencial común, basado en la idea del progreso ilimitado y en el avance extraordinario de la ciencia experimental. Para algunos, el término es utilizado por primera vez por Johann Cristian Reil en 1803. Aquí, y ya en su origen, la Psiquiatría toma como emblemática a la Psicoterapia (terapias psíquicas, tratamiento moral, etcétera).
La Psiquiatría se ha definido como, la rama de la medicina, que se ocupa del estudio, prevención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos psíquicos, entendiendo como tales tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como patologías psíquicas, entre las que se incluyen los trastornos de la personalidad.
El hombre del neolítico realizaba trepanaciones craneales, incluso en sujetos vivos que sobrevivieron a la intervención. La finalidad con que se practicaban es objeto de debate. Los primeros humanos consideraban el cráneo como una parte privilegiada del organismo.
Observando las actuales culturas primitivas se denota el uso de sustancias alucinógenas con finalidades mágicas o rituales. En México antiguo se consumía el peyote; eran asimismo ampliamente utilizadas la amanita y la belladona.
-Mesopotamia (unos cuatro mil años antes de Cristo):
La cultura mágico-animista posee una concepción sobrenatural de la enfermedad. Ésta es un castigo divino impuesto por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú, la práctica médica estaba en manos de sacerdotes.
-Israel: Si se analizan los textos del Antiguo Testamento constatamos que se interpreta la locura como un castigo de Dios.
La epilepsia se describe en el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Platón (427-347 a.C.) consideró que los trastornos mentales eran en parte orgánicos, en parte éticos y en parte divinos, clasificando la locura en cuatro tipos: profética, ritual, poética y erótica. Planteó además, como método curativo la dialéctica verbal entre médico y paciente, un diálogo destinado a curar mediante el conocimiento filosófico.
Los más prestigiosos médicos de la Roma clásica eran de origen griego:
Con la caída del Imperio Romano, las ideas de la cultura grecorromana sufren una involución. La Iglesia excluyó a la Psiquiatría de la Medicina, pero no pudo abolirla, y reapareció bajo el nombre de Demonología, donde las enfermedades mentales fueron de nuevo consideradas como posesiones demoníacas, y esta debía estudiar cuáles eran los signos de posesión diabólica. La actitud hacia los enfermos variaba entre el rechazo y la tolerancia. Renació el primitivismo y la brujería, y con ello el modelo sobrenatural de la enfermedad mental.
Arnau de Vilanova (c.1.238 - 1.311) fue uno de los más prestigiosos médicos de su tiempo. Su controvertida personalidad y su extensa obra, en parte apócrifa, lo hacen un personaje curioso. Sus teorías aparecen a veces influidas por la astrología y por la magia.
EL RENACIMIENTO (1453-1600)
Termino con esta cita, porque fue mi propósito hacer una sinopsis, recopilación y breviario de la Historia de la Psiquiatría.
BIBLIOGRAFÌA
• Alexander F, Selesnick S. (1966). Historia de la Psiquiatría. Editorial Espaxs, Barcelona.
• Alfred M. Freedman, Harold I. Kaplan, Benjamin J. Sadock. Tratado de la Psiquiatría. Tomo II. Salvat editores, S.A.
• Henri Ey, P. Bernard, CH. Brisset. Tratado de Psiquiattría. Octava edición. Toray-Masson, S.A.
• José Mª Álvarez, Ramón Esteban, François Sauvagnat (2004). Fundamentos de Psicopatología Psicoanalítica. Ed Síntesis, Madrid.
• Laín Entralgo, Pedro (1978, reimpresión 2006). Historia de la Medicina – El sevier, MASSON, Barcelona. ISBN 978-84-458-0242-7.
• Lawrence C. Kolb. Psiquiatría Clínica Moderna (Quinta Edición). Editorial la Prensa Medica Mexicana.
• Michel Foucault (1967). Historia de la locura en la época clásica. Tomos I y II. Fondo de Cultura Económica, México.
23 de febrero de 2011
Las Depresiones. Breve estudio.
Director del ICAPSI
La depresión es una de las enfermedades más comunes a la que está sujeta la humanidad. Paradójicamente, es probable que sea el síntoma que con más frecuencia pasa inadvertido, y cuando se reconoce, probablemente sea el síntoma simple peor tratado en la práctica clínica. No sólo son múltiples y complejos los signos y síntomas de la depresión en cualquier estadio del trastorno, sino que hay muchos estadios y problemas diferentes en grupos de edad distintos.Por ejemplo, sus síntomas, al inicio, difieren considerablemente de los que se desarrollan más adelante y de los que aparecen en penúltimo lugar en el paciente deprimido que comete suicidio. También hay un factor de edad. Las manifestaciones en los adolescentes difieren considerablemente de las que se observan en edades posteriores.
Desde un punto de vista puramente descriptivo, a menudo los fenómenos que acompañan a la depresión no se pueden distinguir de los que se ven en la pena por la pérdida de alguien o algo, es decir, en la reacción normal de duelo y luto.
Además de los factores depresogénicos de origen psicológico y social, no se deben omitir los factores biológicos. Ciertas medicaciones pueden precipitar una depresión grave.La reserpina , los corticosteroides a altas dosis, y las fenotiacinas , así como el abuso de ansiolíticos.
Como veremos más adelante, ciertos síntomas depresivos pueden comprenderse mejor como un grito de ayuda.
La depresión anaclítica se refiere al síndrome que muestran los niños en el primer año de vida si se les priva de las atenciones de una figura maternal adecuada.
El cuadro clínico depresivo comprende un conjunto de síntomas ( rasgos subjetivos) y signos (rasgos objetivos: p.ej.: pliegue de Veraguht) un tanto heterogéneo y abigarrado, variable de unos enfermos a otros.
El pliegue de Veraguht lo describió el neuropsiquiatra suizo Otto Veraguht como un peculiar pliegue en forma de triángulo en el ángulo nasal del párpado superior. El pliegue suele asociarse a la depresión.
Lo que hoy entendemos por depresión equivale al cuadro clínico denominado melancolía ya desde hace por lo menos veinticinco siglos. Puesto que pueden encontrarse descripciones de lo que hoy conocemos como trastorno del estado de ánimo en textos muy antiguos. La historia del rey Saúl en el Viejo Testamento describe un síndrome depresivo, así como lo hace también el suicidio de Ajax en la Ilíada de Homero. En el 400 a.C., Hipócrates utilizó los términos de "manía" y "melancolía" para designar trastornos mentales. El médico judío Moses Maimónides en el siglo XII consideró la melancolía como una enfermedad concreta.
La depresión es una enfermedad que acompaña al ser humano desde el nacimiento hasta la tumba. Ya en el lactante y durante la primera infancia , como señalamos antes, puede presentar una depresión(anaclítica) en forma de una llanto pertinaz, una débil reactividad a los estímulos, una falta de expresividad emocional o un trastorno del sueño.
El mayor índice depresivo se produce a partir de los 70 años.
La característica sociodemográfica más popular de la depresión consiste en que el número de mujeres duplica al de hombres. Esta proporción de dos mujeres depresivas por un hombre extiende su validez entre los 15 y los 70 años. Por debajo de los 15 años existe un equilibrio a este respecto entre los géneros masculino y femenino, y lo mismo ocurre más allá de los 70 años.
La relación entre el estado civil y la presencia de la depresión ofrece datos de sumo interés.Las personas separadas y la divorciadas son las más afectadas por la depresión, y las casadas, las menos. La distribución de la frecuencia de la depresión se atiene a esta escala, de menos a más: casados, solteros, viudos y separados o divorciados. En todos los estados maritales la frecuencia masculina es menor que la femenina a excepción de la viudez.
En el estrato socioeconómico bajo la incidencia de la depresión se muestra algo más elevada que en el resto de la población.
La llamada depresión por fortuna no responde con rigor a esta designación, ni por tanto es producto de la fortuna. La depresión así calificada suele deberse al incremento de las exigencias o responsabilidades implicadas al mejorar la situación laboral o económica o simplemente a la falta de acomodación al nuevo estilo de vida.
La adaptación a cualquier situación innovadora exige un doble esfuerzo: el de renunciar a antiguos hábitos o preferencias y el de ajustarse a las nuevas circunstancias. Sobre este tránsito gravita el alto riesgo de incidir el cuadro descrito por los autores alemanes como Entwurzelungsdepression ( depresión por desarraigo), cuya máxima amenaza se produce cuando el sujeto se halla privado de los lazos que le unían a la antigua situación sin encontrarse todavía anclado en la nueva. Se presenta en emigrantes e inmigrantes. Hasta el cambio de casa, aunque sea para mejorar, puede provocar en la mujer el cuadro identificado en la bibliografía germana como Umzugsdepression ( depresión por la mudanza).
Los sintomas del estado depresivo.
Los enfermos depresivos muestran unos síntomas muy distintos de unos a otros.
En la depresión se distinguen cuatro dimensiones (síntomas). Todos los rasgos propios de cualquier enfermo depresivo corresponden a uno de estos cuatro apartados: Humor depresivo, anergia ( debilitación de los impulsos), discomunicación y ritmopatía.
En la práctica los cuadros depresivos pueden ser completos, abarcando rasgos de las cuatro dimensiones (síntomas), o parciales, limitándose a los rasgos de una, dos o tres dimensiones.
El humor depresivo es un estado de ánimo impregnado de pesimismo.Puede manifestarse como:
a. Amargura o desesperanza, con tendencia al llanto, con lágrimas o sin ellas.
b. Incapacidad para experimentar placer y alegría (anhedonia).
c. Desvalorización o subestimación propia en forma de ideas de indignidad o inferioridad; sensación de incapacidad somática o psíquica; o sentimiento de culpa.
d. Disminución del apego a la vida o ideas suicidas.
e. Opresión precordial.
f. Dolores localizados en la cabeza, la espalda o en otro sector.
El humor depresivo, al igual que ocurre en las otras tres dimensiones, se acompaña con frecuencia de ciertos síntomas somáticos displacenteros. Hay depresivos donde se impone el dolor moral y otros invadidos por el dolor físico. Las experiencias dolorosas físicas más frecuentes son las siguientes: la sensación general del cuerpo pesado o rígido; la opresión o dolor en la cabeza, la cara, la región precordial, la boca del estómago o la espalda, el hormigueo en la cabeza, los brazos y las manos o las piernas y los pies; el picor en la región genital o mucosa rectal. Conviene precisar que la cabeza es uno de los sectores somáticos más afectados por el sufrimiento depresivo físico.
El humor depresivo se expresa exteriormente por la emisión de quejas, lamentos y crisis de llanto, a veces llanto sin lágrimas.
Algunas veces la mímica del depresivo no concuerda con el estado interior. El mejor ejemplo de ello es la mímica del depresivo sonriente.
La anergia se define como la debilitación de los impulsos. Se manifiesta como:
a. Apatía o aburrimiento.
b. Cavilación sobre la misma idea o presencia de indecisiones.
c. Falta de concentración.
d. Disminución de la actividad habitual en el trabajo y/o en las distracciones.
e. Fatiga general o cansancio precoz.
f. Disfunción sexual o trastornos digestivos.
Los enfermos se sienten incapaces de afrontar las tareas cotidianas, pareciéndoles agotador el mínimo esfuerzo. Algunos experimentan esta sensación de cansancio, de agotamiento, en términos somáticos. Acusan cefaleas de tipo y asiento variable, como la cefalea posterior con sensación de peso, individualizada por TH.Alajouanine y J. Nick bajo el nombre de "síndrome del atlas".
Esta inhibición psíquica refleja igualmente el sentimiento de fatiga,que es finalmente un "taedium vitae", una dificultad creciente para conducirse en la vida de cada día. Hay defectos de memoria, se olvidan las cosas más simples, la atención se polariza hacia las dificultades que el paciente experimenta, se debilita la voluntad, apareciendo el enfermo como vacío de toda energía.
El cansancio depresivo puede aparecer como adinamia ( falta de ganas de moverse) o de astenia ( fatiga precoz). El síndrome integrado por la fatiga crónica y la fibromialgia (mialgia significa dolor muscular) corresponde muchas veces a un estado depresivo.
La discomunicación depresiva es un trastorno que conduce al aislamiento del enfermo depresivo mediante el bloqueo de la emisión y la recepción.
El bloqueo depresivo de la emisión y la recepción se extiende a los dos niveles o canales de la comunicación interhumana directa: el principal, el lenguaje hablado y escrito, y el complementario, el lenguaje no verbal o comunicación corporal.
El empobrecimiento emisor y receptor de la comunicación corporal se refleja en estos otros datos: la expresión facial rígida, con una mímica poco expresiva; la gesticulación muy limitada; el abandono de la indumentaria o el vestido, extendido a veces a los cuidados higiénicos; la reducción de la agudeza visual. Además en algunos depresivos discomunicados se bloquea la recepción de las señales olfativas y su emisión puede tomar la forma delirante de creer que se desprenden olores desagradables del cuerpo propio ( autodisosmofobia). La pérdida del sabor para las comidas es también un trastorno frecuente de esta serie.
La discomunicación puede manifestarse en:
a. Brotes de mal humor o enervamiento.
b. Tendencia a afligirse por todo.
c. Retraimiento social.
d. Abandono de las lecturas, la radio y la televisión.
e. Sensación de soledad o desconfianza.
f. Descuido en el arreglo corporal y en el vestuario.
La ritmopatía o disregulación de los ritmos comprende no sólo la desorganización de las formas rítmicas biopsíquicas puntuales más características del ser humano, a saber: la actividad/descanso, la alimentación y el sueño, sino que se expresa modificando profundamente el ritmo existencial y la temporalidad.
Los ciclos de la actividad/descanso, la alimentación y el sueño coniciden en agruparse entre los fenómenos psicobiológicos rítmicos llamados ritmos circadianos.
Los trastornos del apetito y el peso ocupan entre los trastornos ritmopáticos el segundo lugar. Su manifestación más frecuente es la anorexia acompañada de pérdida de peso. La mayor parte de las anorexias mentales constituyen en realidad una conducta sintomática del estado depresivo. Su trastorno básico no es verdaderamente la anorexia ( falta del apetito), sino un rechazo del alimento determinado por la fobia a ganar peso. En el otro polo, los episodios de "atracones de dulces y bollos", conocidos como bulimia y vividos como una sensación de culpa abrumadora, deben su origen casi siempre a un estado depresivo.
El ciclo circadiano por excelencia es el integrado por el ritmo sueño/ vigilia o ritmo nictameral. La perturbación del sueño más frecuente en los depresivos es el insomnio precoz, que se refiere a la dificultad de conciliar el sueño. También es muy frecuente el insomnio medio, en el que el sueño queda sometido a la presentación de pesadillas nocturnas o a la interrupción mediante despertares. El insomnio tardío, en el que produce el despertar precoz, representa el trastorno sómnico de mayor peso específico para el diagnóstico de la depresión.
La ritmopatía se puede manifestar como:
a. Gran fluctuación de los síntomas a lo largo del día o notables diferencias entre la mañana y la tarde.
b. Pérdida de apetito y peso.
c. Crisis de hambre voraz.
d. Dificultad para conciliar el sueño.
e. Pesadillas nocturnas, sueños sombríos o despertar temprano.
f. Hipersomnia durante el día.
Las causas de la depresión.
La depresión es un síndrome que agrupa cuatro clases de enfermedad:
- La depresión endógena cuya causa fundamental es la herencia.La sintomatología es acentuada y completa. Su evolución puede ser multifásica ( varias fases), de tipo unipolar ( sólo depresión) o bipolar ( alternancia entre episodios depresivos e hipertímicos).
- La depresión neurótica cuya causa fundamental es la ansiedad neurótica y/o inseguridad de sí mismo. La sintomatología ligera o moderada y asociada con rasgos neuróticos. Su evolución puede cronificarse.
- La depresión reactiva cuya causa es la situación en la vida. La sintomatología es variable. La evolución es variable, pero siempre unipolar. Los sentimientos de culpabilidad y autoreproche no se observan mucho en esta forma o son muy moderados, lo que constituye una diferencia clásica con la depresión mayor ( antiguamente conocida como melancolia).Las ideas de suicidio son bastante frecuentes, pero la voluntad deliberada de morir es mucho más rara que en la depresión mayor.Las conductas suicidas corresponden de hecho aquí frecuentemente a un "llamamiento a la ayuda" o a un intento de presión sobre el entorno. La reactividad a las condiciones exteriores es muy grande en estos enfermos y ésta es también una diferencia con la depresión mayor. Las influencias del medio y las circunstancias desempeñan un gran papel en la evolución. El elemento desencadenante: -a veces se trata de un tratamiento afectivo real, importante y fácilmente comprensible por el observador: pérdida de un ser querido, fracaso de una relación interpersonal importante, dificultades de orden familiar, profesional, financiero, fracaso de un ideal colectivo, situación de añoranza o de soledad. -A veces, es precisamente el traumatismo el que nos aparece como mínimo y tenemos la impresión de que más bien se trata de una descompensación neurótica.
- La depresión somatógena cuya causa es la patología médica o sustancia química exógena. Su sintomatología está enmascarada con el proceso somático fundamental. La evolución es unifásica. Las cuatro modalidades de depresión son: depresión sintomática (trastorno médico general) , depresión orgánica(trastorno orgánico cerebral: lesiones cerebrales por tumor, artrofias neuronales, meningoencefalitis, Parkinson,...), depresión farmacógena (medicamentos) y depresión adictiva ( drogas).
La depresión en la mujer.
La mujer es mucho más vulnerable para la depresión que el hombre.
Las categorias de la enfermedad depresiva sobre las que incide la sobretasa femenina con un acento rotundo son la depresión neurótica y la depresión reactiva.
Es de considerar la incidencia de estados depresivos con arreglo a este orden de más a menos: separada o divorciada, viuda, soltera y casada. La viudez significa para un sector de mujeres desenamoradas una liberación.
Nunca se ha descartado de todo el potencial influjo depresógeno ejercido por el segundo cromosoma X.
La depresión premenstrual, llamada actualmente "trastorno disfórico premenstrual", puede tomar una evolución progresiva y llegar a transformarse en un estado depresivo mantenido sin interrupciones. Su mejoría con los productos activadores del sistema serotoninérgico, auxiliados por remedios contra la retención de líquidos( dieta pobre en sal y un diurético ), se produce con rapidez y algunas veces hasta con espectacularidad.
La depresión postnatal se manifiesta dentro de los dos meses subsiguientes al parto o al aborto. El notable descenso experimentado por las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) y el nivel alto de prolactina y la baja tasa plasmática de sustancias tiroideas. Favorecen la incidencia de esta depresión el parto estresante o difícil, el desamor del esposo o del compañero, la actitud maternal negativa o ambivalente hacia el recién nacido, el aislamiento o la falta de apoyo social y los medios económicos insuficientes. El antecedente de una frase depresiva y aún más de una depresión premenstrual o postnatal, permite predecir con toda probabilidad la presentación de la depresión en el postparto.
El cuadro clínico varía entre los grados ligero y acentuado. En los cuadros ligeros suele prevalecer la sintomatología del humor depresivo, de la anergia y/o de la ritmopatía. Los cuadros acentuados pueden llegar a las formas más masivas de la depresión, como son la depresión estuporosa, la confusional y la alucinatoria. La tendencia a la repetición en los sucesivos partos es muy elevada.
La depresión menopáusica es en realidad una depresión premenopáusica, es decir, una depresión que se instaura durante el período de los dos años que preceden a la menopausia. Se sugiere como prevención la administración de estrógenos (en forma de parche) y se recurre al mismo producto con mucha frecuencia como auxiliar o complemento del tratamiento antidepresivo básico.
Por melancolía de amor actualmente conocida como depresión por desamor se entiende la enfermedad depresiva ocasionada por un amor no correspondido o también por un estado interior amoroso sin destinatario definido. El cuadro clínico fue descrito hace muchos años por el famoso médico árabe Avicena(980-1037):
" Los signos son ojos hundidos y secos, sin humedad más que cuando lloran, continuo parpadear, sonrisas como si hubieran visto algo delicioso o hubieran oído algo agradable...Todas las partes del cuerpo aparecen secas, excepto los ojos hundidos debido a los muchos lloros y al insomnio"
La depresión geriátrica.
Es la depresión que se da en la edad tardía o avanzada. Afecta al 15-20 por ciento de la población de edad superior a los 75 años. Ofrece además la peculiaridad de afectar aproximadamente por igual a hombres y mujeres.
Los medicamentos antidepresivos.
Quiero terminar nombrando de manera sucinta los medicamentos o fármacos antidepresivos que incluyen todos aquellos productos químicos que han acreditado poseer la capacidad de reducir total o parcialmente el estado depresivo en un amplio grupo de enfermos depresivos.
Con arreglo a la cronología de la aparición del fármaco se distinguen :
- Antidepresivos de la primera generación: la mayor parte de ellos son los antidepresivos tricíclicos, como la imipramina, desipramina, clomipramina, amitriptilina y nortriptilina.
- Antidepresivos de la segunda generación: un grupo muy heterogéneo por su estructura química, en la que se incluyen entre otros la maprotilina, mianserina y viloxacina.
- Antidepresivos de la tercera generación: este grupo comprende los inhibidores de la recaptación de la serotonina ( trazodone, nefazodone, fluoxetina, fluvoxamina, sertralina, paroxetina y citaloprán), más otros agregados también en fechas relativamente recientes como la venlafaxina, la reboxetina ,la mirtazapina y la duloxetina.
- Antidepresivos de última generación: la agomelatina.
Con arreglo al efecto sedante/estimulante del antidepresivo producido en todos los individuos sean o no enfermos depresivos, se obtiene la escala siguiente:
- Sedantes intensos: amitriptilina, trimipramina, doxepín, mianserina, mirtazapina.
- Sedantes ligeros: maprotilina, clomipramina, fluvoxamina, paroxetina, citaloprán.
- Neutros: imipramina.
- Estimulantes ligeros: fluoxetina, sertralina.
- Estimulantes intensos: nortriptilina, desipramina, amineptino, bupropión, venlafaxina.
BIBLIOGRAFÍA.
*Francisco Alonso Fernández.-Claves de la depresión. Segunda edición.
*Francisco Alonso Fernández.-Fundamentos de la Psiquiatría Actual. Tercera edición renovada y actualizada.
*Herry Ey. P. Bernard. Ch. Brisset. -Tratado de Psiquiatría. VIII edición.
*Alfred M. Freedman. H. Kaplan .B.J. Sadock .-Tratado de Psiquiatría.
*Harold Kaplan. B. Sadock.J.A.Grebb.-Sinópsis de Psiquiatría. Séptima edición.
*Benjamín J. Sadock. Virginia A. Sadock.- Sinopsis de Psiqquiatría. Novena edición.
*C. Koupernik . P. Nayrac. J.J.Schneider.-Psiquiatría Psicología.
20 de enero de 2011
1. Mariano Madurga Sanz.