11 de diciembre de 2017
25 de septiembre de 2017
TRASTORNO
ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD
Epítome
“El que no puede dar nada, tampoco puede sentir nada”
Friedrich
Nietzsche.
Miguel Duque Pérez Camacho *
El Diccionario Terminológico de
Ciencias Médicas define el término antisocial como el psicópata o la conducta
con tendencias contrarias al orden social.
El Trastorno Antisocial de la Personalidad,
según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V, pertenece
al grupo B de los Trastornos de la Personalidad junto al Trastorno Límite,
Narcisista e Histriónico, los cuales han sido explicados en anteriores
artículos.
Introducción
Para los autores Harold I. Kaplan y
Benjamin J. Sadock, este trastorno se caracteriza por los continuos actos
criminales o antisociales, pero no es un sinónimo de criminalidad. Más que
esto, el trastorno supone una incapacidad para adaptarse a las normas sociales que
implican muchos aspectos del desarrollo de los pacientes.
Se estima que la prevalencia de este
trastorno entre los hombres es del 3% y entre las mujeres del 1%. Es el más
común en las áreas urbanas deprimidas y entre la población flotante de estas
zonas. Los chicos con este trastorno provienen de familias más numerosas que
las chicas que sufren el mismo problema. El inicio suele darse antes de los
quince años. Las chicas acostumbran a presentar los primeros síntomas antes de
la pubertad, y los chicos incluso antes. En la cárcel, la prevalencia de dicho
trastorno puede ser de hasta 75 %.
Una vez se desarrolla un Trastorno
Antisocial de la Personalidad, evoluciona siguiendo un curso sin remisiones con
un pico de conducta antisocial al final de adolescencia. El pronóstico es
variable. Algunos informes indican que los síntomas disminuyen a medida que los
pacientes se hacen mayores. Muchos pacientes presentan un trastorno por
somatización y múltiples quejas físicas. Los trastornos depresivos y los
trastornos por abuso de alcohol y otras sustancias, frecuentemente suelen ir emparejados.
Diagnóstico
Los pacientes con este trastorno,
durante la entrevista, pueden parecer sosegados y creíbles, sin embargo detrás
de este revestimiento se esconde tensión, hostilidad, irritabilidad e ira. Para
realizar el diagnóstico es necesario realizar una exploración neurológica, ya
que con frecuencia presentan anormalidades en el EEG y signos neurológicos
leves que sugieren una lesión cerebral mínima.
El Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales, DSM-V, establece los siguientes criterios para el
diagnóstico del Trastorno de la Conducta Antisocial:
A.
Un
patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se
presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los
siguientes ítems: 1) fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que
respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente
actos que son motivo de detención, 2) deshonestidad, indicada por mentir
repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener beneficio
personal o por placer, 3) impulsividad o incapacidad para planificar el futuro,
4) irritabilidad y agresividad , indicados por peleas físicas repetidas o
agresiones, 5) despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás,
6) irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un
trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas, 7) falta
de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber
dañado, maltratado o robado a otros.
B.
El
sujeto tiene al menos 18 años.
C.
Existen
pruebas de un trastorno de conducta que comienza antes de la edad de 15 años.
D.
El
comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el transcurso de una
esquizofrenia o un episodio maníaco.
Los pacientes con un Trastorno
Antisocial de la Personalidad suelen parecer personas normales, incluso muy
agradables. Sin embargo, sus historias revelan muchas áreas disfuncionales,
tales como la mentira, la delincuencia, las escapadas del hogar, los robos, las
peleas, el abuso de sustancias y las actividades ilegales, son experiencias que
el paciente inicia en su niñez. Con frecuencia suelen impresionar a los
especialistas del otro sexo con aspectos seductores y ricos de su personalidad,
sin embargo los especialistas del mismo sexo pueden referirse a ellos como
personas manipulativas y exigentes. Estos pacientes carecen de sentimientos de
ansiedad o depresión, hecho que puede parecer incongruente con su situación, al
igual que las explicaciones que suelen dar de sus propias conductas
antisociales es que éstas son insignificantes. Las amenazas de suicidio y las
quejas somáticas pueden ser frecuentes. Su contenido mental revela una completa
ausencia de delirios y otros signos de pensamiento irracional.
El término “embaucadores” representa
muy bien a este tipo de pacientes. Son muy manipulativos y frecuentemente son
capaces de involucrar a los demás en formas fáciles para obtener dinero,
conseguir fama o notoriedad, lo que finalmente lleva a esas personas a la ruina
financiera o al rechazo social, o ambas cosas. Se caracterizan por no decir la
verdad, por lo que los demás no puedan fiarse de ellos. La promiscuidad, los
abusos al cónyuge, el abuso de niños y el conducir ebrio son actividades
frecuentes en la vida de estos sujetos. Un
factor a destacar es que al carecer de remordimiento sobre sus acciones, parece
que carecen de conciencia.
Diagnóstico diferencial
El Trastorno Antisocial de la Personalidad
puede distinguirse de la conducta ilegal, en el que el trastorno implica muchas
áreas de la vida del sujeto.
La psiquiatra Dorothy Otnow Lewis, especializada en el estudio de individuos violentos y
personas con trastorno de identidad disociativa, observó que muchas de estas
personas tenían un trastorno mental o neurológico
que, o bien no se diagnosticaba, o bien se pasaba por alto.
Resulta más difícil
diferenciar el Trastorno Antisocial de la Personalidad del abuso de las
sustancias. Cuando ambos trastornos se inician en la niñez y continúan
manifestándose en la vida adulta, deberían diagnosticarse los dos. Sin embargo,
cuando la conducta antisocial es claramente secundaria al abuso premórbido de
alcohol u otras sustancias, el diagnóstico de Trastorno Antisocial de la
Personalidad no está justificado.
*Psiquiatra, Director del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI) y Presidente de la Sociedad Española de
Psiquiatría Social (SEPPS).
Con la
colaboración de la psicóloga Paula María Gómez Hidalgo, adjunta a la Dirección
del Instituto Canario de Psiquiatría (ICAPSI).
27 de marzo de 2017
TRASTORNO
PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD
Epítome
Es más
fácil variar el cauce de un río que cambiar el carácter de un hombre.
Proverbio chino.
Miguel
Duque Pérez Camacho *
Los trastornos de la personalidad se agrupan en
tres grupos en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales, DSM-V. El grupo A comprende los trastornos de la
personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico; las personas con este
trastorno suelen ser consideradas como raras o excéntricas. El grupo B incluye
los trastornos de la personalidad antisocial, borderline, histriónica y
narcisista. Y por último, el grupo C está formado por los trastornos de la
personalidad por evitación, por dependencia y el obsesivo-compulsivo.
Introducción
Para los autores Harold
I. Kaplan y Benjamin J. Sadock, las personas que padecen el trastorno paranoide de la personalidad se caracterizan por tener una enorme
suspicacia y desconfianza de la gente en
general. Al rechazar la responsabilidad de sus propios sentimientos, delegan
esa responsabilidad en los demás.
Suelen ser hostiles, irritables y coléricos. A
menudo presentan trastornos paranoides de la personalidad, el fanático, el coleccionista
de injusticias, el cónyuge patológicamente celoso (celotipia) y el litigante
crónico.
Las personas que
sufren este trastorno raramente buscan tratamiento. Se da más frecuentemente entre
los hombres que entre las mujeres y no parece tener un patrón familiar.
Diagnóstico
Al realizar el
examen psiquiátrico, los pacientes con
un trastorno paranoide de la personalidad pueden parecer solemnes y mostrarse desconcertados
por estar en una consulta psiquiátrica. Los aspectos que se observan con facilidad
son la tensión muscular, la incapacidad para relajarse y la constante necesidad
de evaluar el entorno. Suelen ser serios y sin sentido del humor. Su discurso
es lógico y está bien dirigido, pero algunas de las premisas de sus argumentos
pueden ser falsas. El contenido del pensamiento muestra evidencias de
proyección, prejuicio e ideas ocasionales de referencia.
Según el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V, los criterios para
el diagnóstico del trastorno paranoide de la personalidad son:
A.
Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta,
de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas,
que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los
siguientes puntos: 1) sospecha, sin
base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer
daño o les van a engañar, 2) preocupación
por dudad no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de amigos o
socios,3) reticencia a confiar en
los demás por temor injustificado a que la información que comparta vaya a ser
utilizada en su contra,4) en las
observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son
degradantes o amenazadores,5) alberga
rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o
desprecios,6) percibe ataques a su
persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está
predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar,7) sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su
pareja le es infiel.
B.
Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de
una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u
otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos
de una enfermedad médica.
El síntoma esencial
de estos pacientes es la tendencia exagerada, que se inicia en la edad adulta y
está presente en diferentes contextos, a interpretar las acciones de los demás
como deliberadamente amenazantes o insultantes. Con frecuencia, cuestionan sin
ninguna justificación la lealtad o
sinceridad de amigos o colaboradores. A menudo, son patológicamente celosas, llegando a poner en
duda sin razón la fidelidad de sus cónyuges
o parejas.
Los pacientes
externalizan sus propias emociones, es decir, atribuyen a los demás los
impulsos y pensamientos que son incapaces de aceptar en ellos mismos, también
son muy comunes las ideas de referencia y las ilusiones defendidas de un modo
lógico. Parecen no tener emociones, ya que tienen un afecto restringido.
Carecen de calidez, estén muy impresionados por las cuestiones de rango y poder
y expresan desdén por aquellas personas
que consideran débiles, enfermas o con defectos de algún tipo. En situaciones sociales pueden parecer
personas muy efectivas, pero suelen generar conflictos con los demás e
inspirarles miedo.
El trastorno
paranoide de la personalidad debe diferenciarse del trastorno delirante, ya que
no existen delirios de ningún tipo. También debe distinguirse de la
esquizofrenia paranoide, debido a que no aparecen trastornos formales del
pensamiento ni ningún tipo de alucinación.
TRASTORNO
ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD. Epítome.
Miguel
Duque Pérez Camacho *
Según
el diccionario Terminológico de las Ciencias Médicas, Bleuer describe el
término esquizoide como el tipo de personalidad caracterizado por la inhibición,
el replegamiento en sí mismo, la dificultad de contacto con los demás y una
afectividad inadecuada que oscila entre la frialdad y los accesos agresivos.
Harold
I. Kaplan y Benjamin J. Sadock afirman que este trastorno se
diagnostica en pacientes que presentan un patrón de aislamiento social toda la
vida. Los rasgos más notorios son su malestar en la interacción humana, su
introversión y su afecto constreñido. Suelen ser vistos por los demás como
personas excéntricas, aisladas o solitarias.
Diagnóstico
En el examen psiquiátrico inicial, los
pacientes con un trastorno esquizoide de la personalidad pueden parecer
enfermos. Raramente toleran el contacto visual. El entrevistador puede suponer
que estos pacientes están esperando que la entrevista concluya de una vez. Pero
detrás de este distanciamiento, el especialista puede detectar un intenso
miedo. Carecen de espontaneidad y su discurso es correcto y está bien dirigido.
En ocasiones, pueden utilizar un lenguaje especial como extrañas metáforas. Su
contenido mental puede revelar una sensación injustificada de intimidad con
personas que no conocen demasiado bien o que no han visto desde hace mucho
tiempo. El sensorio de estos pacientes está intacto; su memoria funciona
perfectamente y sus interpretaciones suele ser abstractas.
Para el DSM-V, los
criterios diagnósticos del trastorno esquizoide de la personalidad son:
A.
Un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de
restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal, que comienza
al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican
cuatro (o más) de los siguientes puntos: 1)
ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de
una familia, 2) escoge casi siempre
actividades solitarias, 3) tiene
escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona, 4) disfruta con pocas o ninguna
actividad, 5) no tiene amigos
íntimos o personas de confianza, aparte de los
familiares de primer grado, 6)
se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás, 7) muestra frialdad emocional,
distanciamiento o aplanamiento de la afectividad.
B.
Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de
una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u
otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos
de una enfermedad médica.
Las personas con un trastorno esquizoide de la personalidad dan la impresión de ser frías y distantes y se muestran reservados. Parecen silenciosos, insociables y retraídos.
Las personas con un trastorno esquizoide de la personalidad dan la impresión de ser frías y distantes y se muestran reservados. Parecen silenciosos, insociables y retraídos.
Son capaces de vivir sin una necesidad
especial de mantener lazos emocionales con los demás. Son los últimos en darse
cuenta de los cambios en la moda popular. Suelen tener éxito en los trabajos
solitarios y no competitivos que otras personas encuentran difíciles de
tolerar.
Sus vidas sexuales
pueden existir únicamente en sus fantasías, llegando a posponer su madurez
sexual de una forma indefinida. Los hombres permanece solteros porque son
incapaces de conseguir intimidad; las mujeres acceden al matrimonio de una
forma pasiva con un hombre dominante que desea este matrimonio. Normalmente,
estos pacientes muestran una incapacidad de toda la vida para expresar la ira
de una forma directa.
Aunque parecen estar centrados en sí mismos y
en sus ensoñaciones, no han perdido la capacidad de reconocer la realidad. La
mayoría de sus miedos, reales o imaginarios, se resuelven mediante la
omnipotencia o la resignación fantaseadas. Con frecuencia suelen ser vistos
como individuos solitarios: aun así en algunas ocasiones son capaces de
concebir, desarrollar y ofrecer al mundo ideas originales y creativas.
En cuanto al
diagnóstico diferencial, los pacientes con un trastorno esquizoide no tienen
parientes esquizofrénicos. Los pacientes esquizofrénicos se diferencian de los
pacientes esquizoides en que presentan trastornos del pensamiento, como
delirios. Aunque comparten algunos rasgos con los pacientes esquizoides, los
pacientes con un trastorno paranoide muestran una mayor implicación social, una
historia de agresividad verbal y una mayor tendencia a proyectar sus
sentimientos sobre los demás. Aunque también son personas emocionalmente
contenidas, los pacientes que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad o un trastorno por evitación, experimentan la soledad como algo
desagradable, poseen una historia de relaciones objetales pasadas más rica y no
se cierran tanto en sus propias ensoñaciones. Teóricamente la principal
diferencia entre una personalidad esquizoide y una personalidad esquizotípica,
es que el paciente esquizotípico tiene más similitudes con el paciente
esquizofrénico en cuanto a las percepciones extrañas, pensamiento, conducta y
comunicación.
TRASTORNO
ESQUIZOTÍPICO DE LA PERSONALIDAD. Epítome.
Miguel
Duque Pérez Camacho *
Según Harold
I. Kaplan y Benjamin J. Sadock, las personas que presentan un trastorno esquizotípico de la
personalidad son marcadamente extravagantes y raras, incluso para las personas
de la calle. El pensamiento mágico, las ideas peculiares, las ideas de referencia,
las ilusiones y la desrealización, son parte de su vida diaria.
Diagnóstico
El trastorno esquizotípico de la
personalidad se diagnostica en base a las peculiaridades de los pacientes
respecto al pensamiento, conducta y apariencia.
Los criterios para el
diagnóstico del trastorno esquizotípico de la personalidad, según el DSM-V son:
A)
Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a
malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así
como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del
comportamiento que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en
diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes puntos: 1) ideas de referencia( excluidas las
ideas delirantes de referencia), 2) creencias
raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente
con las normas subculturales ( p. ej. superstición, creer en la clarividencia,
telepatía o “sexto sentido”; en niños y
adolescentes, fantasías o preocupaciones extrañas), 3) experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones
corporales, 4) pensamiento y
lenguaje raros ( p.ej., vago, circunstancial, metafórico, sobreelaborado o
estereotipado ), 5) suspicacia o
ideación paranoide, 6) afectividad
inapropiada o restringida, 7) comportamiento
o apariencia rara , excéntrica o peculiar, 8)
falta de amigos, íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer
grado, 9) ansiedad social excesiva
que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los
temores paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo
B)
Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de
una esquizofrenia, un trastorno del
estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico o de un
trastorno generalizado del desarrollo.
Como ocurre con los
pacientes esquizofrénicos, las personas con este trastorno son capaces de no
saber cuáles son sus propios sentimientos y, sin embargo, son
extraordinariamente sensibles para detectar los sentimientos de los demás, en
especial los afectos negativos como la ira. Pueden ser supersticiosos o afirmar
que son clarividentes. Su mundo interno se alimenta con relaciones imaginarias
muy vívidas, y miedos y fantasías infantiles. Logran creer que tienen poderes
especiales en cuanto al pensamiento y la introspección.
Su
discurso puede ser extraño o peculiar, y con frecuencia sólo tiene significado
para ellos. Muestran unas relaciones interpersonales pobres y son capaces de actuar
de una manera inapropiada, por lo que están aislados y tienen pocos amigos o
ninguno.
Pueden
presentar síntomas propios del trastorno borderline de la personalidad y además
pueden hacerse en algunos casos ambos diagnósticos. Bajo situaciones de estrés,
se pueden descompensar y presentar síntomas psicóticos de corta duración.
Las
personas con este trastorno se diferencian de las personas esquizoides y de los
pacientes con un trastorno de la personalidad por evitación, por la presencia
de rarezas en su conducta, pensamiento, percepción y comunicación, y quizás por
una clara historia familiar de esquizofrenia. Los pacientes con un trastorno
esquizotípico de la personalidad se distinguen de los pacientes esquizofrénicos
por la ausencia de psicosis. Si aparecen síntomas psicóticos, son breves y
fragmentados. Algunos pacientes cumplen criterios tanto para el trastorno
esquizotípico como para el trastorno borderline de la personalidad. El paciente
con un trastorno paranoide se caracteriza por la suspicacia pero no presenta
esta cualidad extraña en su conducta, tan característica de los pacientes
esquizotípicos.
Existen
estudios retrospectivos que demuestran que muchos pacientes que se creía que
sufrían esquizofrenia, en realidad sufrían un trastorno esquizotípico, por lo
que la tendencia actual es pensar que la esquizotipia es la personalidad
premórbida del paciente esquizofrénico. No obstante, muchos pacientes mantienen
una personalidad esquizotípica estable a lo largo de sus vidas, y se casan y
trabajan a pesar de sus excentricidades.
*Psiquiatra, Director del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI) y Presidente de la Sociedad Española de
Psiquiatría Social (SEPPS).
Con la colaboración de la
Psicóloga Paula María Gómez Hidalgo, adjunta a la Dirección del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI).
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