12 de diciembre de 2016
17 de octubre de 2016
TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD. Epítome
Miguel Duque Pérez Camacho *
Para los vanidosos todos los demás hombres son
admiradores.
Antoine De Saint- Exupéry, “El Principito”.
Introducción
Según
el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (Vigesimotercera
edición), histrión es aquella persona que se expresa con afectación o
exageración propia de un actor teatral.
El
diccionario Terminológico de las Ciencias Médicas define el histrionismo como
la adopción morbosa o histérica de gestos exagerados; dramatismo.
Citando
a Harold I. Kaplan y Benjamin J. Sadock, el trastorno histriónico de la
personalidad se caracteriza por una conducta colorista, exagerada y
extrovertida en personas extraordinariamente excitables y emotivas. Se
diagnostica con más frecuencia en mujeres que en hombres. Con la edad, los
pacientes con un trastorno histriónico tienden a presentar menos síntomas,
pero, debido a que carecen de la misma energía que tenían cuando eran más
jóvenes. Estos pacientes son buscadores de sensaciones, lo que les puede llevar
a tener problemas con la ley, abusar de sustancias, o actuar de forma
promiscua.
Diagnóstico
Durante
la entrevista clínica, los pacientes con dicho trastorno suelen ser muy
cooperativos y proporcionan historias llenas de detalles. Es muy común que en
sus conversaciones estén presentes la gesticulación y vocalización exageradas,
pueden hacer
diferentes gestos con la lengua, y su lenguaje es muy florido. Existe una gran
evidencia del componente afectivo, pero al preguntarles sobre ciertos
sentimientos, como pueden ser la ira, la tristeza o los deseos sexuales, pueden
responder con sorpresa, indignación o negativas. A nivel cognitivo, los
resultados suelen ser normales, aunque se observa una falta de perseverancia en
las cuestiones aritméticas o tareas que requieren concentración, al igual que,
suelen presentar facilidad para olvidar el material con una fuerte carga
emocional.
El
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V define al trastorno histriónico
de la personalidad como un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda
de atención, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en
diversos contextos, como lo indican cinco o más de los siguientes criterios
diagnósticos: 1) no se siente cómodo
en las situaciones en la que no es el centro de la atención, 2) la interacción con los demás suele
estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador, 3) muestra una expresión emocional
superficial y rápidamente cambiante, 4)
utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí
mismo, 5) tiene una forma de hablar
excesivamente subjetiva y carente de matices, 6) muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión
emocional, 7) es sugestionable, por
ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias, y 8) considera sus relaciones más intimas
de lo que son en realidad.
Los
pacientes con trastorno histriónico de la personalidad muestran una conducta
que constantemente busca la atención en los demás. Tienden a exagerar sus
pensamientos y sentimientos, haciendo que todo parezca mucho más importante de
lo que en realidad es. Si no son el centro de atención o no reciben aprecio o
aprobación, pueden tener rabietas, lloros y hacer acusaciones. Son poco
tolerantes a la frustración, la dilación y el desengaño.
Es
muy común la conducta seductora tanto en hombres como mujeres. Suelen tener
fantasías sexuales sobre personas con las que tienen algún tipo de relación,
sin embargo a la hora de verbalizar dichas fantasías muestran inconsistencia y
timidez, siendo proclives al flirteo, más que a ser sexualmente agresivos. De
hecho, pueden presentar disfunciones sexuales, anorgasmia en el caso de las
mujeres e impotencia en el de los
hombres. Su ilimitada necesidad de confirmación y aprobación hace que sus
relaciones interpersonales sean superficiales y los convierte en personas
vanidosas, egocéntricas y volubles. La represión y la disociación son las
principales defensas de estos pacientes, por las que tienen muy poca conciencia
de sus verdaderos sentimientos e incapacidad para explicar sus motivaciones.
Respecto al diagnóstico diferencial, el
trastorno por somatización (síndrome de Briquet) puede aparecer de manera
paralela al trastorno histriónico de la personalidad, al igual que los
pacientes con un trastorno psicótico breve y trastornos disociativos pueden
sufrir también un trastorno histriónico de la personalidad.
*Psiquiatra, Director del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI) y Presidente de la Sociedad Española de
Psiquiatría Social (SEPPS).
Con la
colaboración de la Psicóloga Paula María Gómez Hidalgo, adjunta a la Dirección
del Instituto Canario de Psiquiatría (ICAPSI).
TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD. Epítome
Miguel Duque Pérez Camacho *
“Yo” y “mi”
dialogan con demasiada asiduidad.
Fredrich NIetzshe
Introducción
Haciendo
alusión al personaje mitológico de Narciso,
el diccionario de la Real Academia de la Lengua española (Vigesimotercera
edición) define al narcisista como aquella persona que cuida demasiado de su
arreglo personal, o se precia de atractivo, como enamorado de sí mismo.
El
narcisismo es definido por el diccionario Terminológico de las Ciencias Médicas
como el amor a la imagen de sí mismo. Puede incluir o no excitación sexual
producida por la admiración y contemplación del propio cuerpo.
Las
personas que presentan el trastorno narcisista de la personalidad se
caracterizan por una gran sensación de auto-importancia y sentimientos de grandiosidad
que les hacen creer que son personas especiales. Existe un riesgo más elevado
de desarrollar este trastorno entre los hijos de padres que les inculcan un
sentido de omnipotencia, grandiosidad, belleza y talento poco realistas.
Este
trastorno es crónico y difícil de tratar. Los pacientes que lo sufren toleran
muy mal el envejecimiento, ya que valoran y se aferran de una forma inapropiada
a los atributos de la belleza, la fuerza y la juventud.
Diagnóstico
Los
narcisistas se consideran personas especiales, por lo que esperan que se les
trate como tales. Poseen poca tolerancia ante las críticas, pueden encolerizarse
si alguien les critica ya que tienen necesidad de aprobación o bien mostrar
total indiferencia. Son con frecuencia ambiciosos y desean la fama y la fortuna,
y su sensación de creerse autorizados para casi todo resulta muy sorprendente.
Se niegan a seguir las normas de conducta
convencionales, lo que provoca que las personas de su entorno enfurezcan. Por
lo general sus relaciones interpersonales son frágiles. Son incapaces de
mostrar compresión, cuando lo hacen es únicamente para conseguir lo que desean.
Estos
pacientes tienen una autoestima muy frágil y tienden a la depresión y son
capaces de provocar situaciones tales como el rechazo, la pérdida, las
dificultades interpersonales y los problemas
laborales.
Según
el DSM-V, ya citado anteriormente, el trastorno narcisista de la personalidad
es un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de
admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta
y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco o más de los
siguientes ítems: 1) tiene un
grandioso sentido de autoimportancia (p.ej., exagerar los logros y capacidades,
esperar ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados), 2) está preocupado por fantasías de
éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios, 3) cree que es “especial” y único que
sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o
instituciones) que son especiales y de alto status, 4) exige una admiración excesiva, 5) es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de
recibir un trato de favor especial o de que se cumpla automáticamente sus
expectativas, 6) es
interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para
alcanzar sus propias metas, 7)
carece de empatía: es reacio reconocer o identificarse con los
sentimientos y necesidades de los demás, 8)
frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él y 9) presenta comportamientos o actitudes
arrogantes o soberbios.
Con
el trastorno narcisista de la personalidad suelen presentarse otros trastornos
como el boderline, histriónico y antisocial de la personalidad, por lo que el
diagnóstico diferencial es a veces muy difícil. Los pacientes con trastorno
narcisista, con respecto a los pacientes borderline, experimentan menos
ansiedad e intentos de suicidio. Los pacientes con trastorno antisocial de la
personalidad presentan conductas impulsivas, a menudo asociadas al abuso de
alcohol u otras sustancias, lo cual a veces deriva en problemas con la
ley. Y por último, los pacientes
histriónicos comparten con los narcisistas el exhibicionismo y manipulación
interpersonal.
*Psiquiatra, Director del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI) y Presidente de la Sociedad Española de
Psiquiatría Social (SEPPS).
Con la
colaboración de la Psicóloga Paula María Gómez Hidalgo, adjunta a la Dirección
del Instituto Canario de Psiquiatría (ICAPSI).
15 de marzo de 2016
TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD O TRASTORNO BORDERLINE
Las cosas siempre son
distintas de cómo imaginábamos.
Christopher Fry
Miguel Duque Pérez-Camacho*
Según el
DSM-IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), la
característica esencial del trastorno límite de la personalidad es un patrón
general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la auto-imagen y la
afectividad, y una notable impulsividad que comienza al principio de la edad
adulta (adolescencia) y se da en diversos contextos.
Según
Harold Kaplan y Benjamin Sadock, los pacientes con trastorno límite de la
personalidad se encuentran en el límite entre la neurosis y la psicosis, y se
caracterizan por extraordinaria inestabilidad afectiva, del estado de ánimo, del
comportamiento, de las relaciones objetales y la autoestima. El trastorno
también se ha llamado esquizofrenia ambulatoria, personalidad como si (término
acuñado por Helen Deutsch), esquizofrenia pseudoneurótica (descrita por Paul
Hoch y Phollop Politan) y trastorno psicótico del carácter (descrito por John
Frosch). La CIE-10 emplea la denominación trastorno de la personalidad
emocionalmente inestable.
Los
individuos con trastorno límite de la personalidad siempre parecen estar en
estado de crisis. Son frecuentes las fluctuaciones anímicas. Pueden discutir en
un momento, deprimirse después y, más tarde, quejarse de no tener sentimientos.
Pueden sufrir episodios psicóticos breves (llamados microepisodios psicóticos)
en lugar de brotes psicóticos floridos, y los síntomas psicóticos casi siempre
son limitados, fugaces o dudosos. Su comportamiento es sumamente impredecible y
sus logros rara vez corresponden con sus capacidades. El sesgo doloroso de sus
vidas se refleja en repartidos actos autodestructivos. Estos pacientes se
pueden cortar las venas y automutilarse de otros modos para obtener ayuda,
expresar ira o insensibilizarse ante el afecto abrumador.
Los sujetos
con este trastorno pueden llegar a realizar frenéticos esfuerzos para evitar un
abandono real o imaginario. Son muy sensibles a las circunstancias ambientales.
La percepción de una inminente separación, rechazo o la pérdida de la
estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la auto-imagen,
afectividad, cognición y comportamiento.
Presentan
cambios bruscos y dramáticos de la auto-imagen, caracterizados por cambios de
objetivos, valores y aspiraciones personales o profesionales. Se aburren con
facilidad y están buscando siempre algo que hacer.
El estado
de ánimo básico de tipo disfórico (humor displacentero) de los sujetos con un
trastorno límite de la personalidad, suele ser interrumpido por períodos de
ira, angustia o desesperación y son raras las ocasiones en las que un estado de
bienestar o satisfacción llega a tomar el relevo.
La mayoría
de las personas con trastorno límite de la personalidad lo pasan muy mal cuando
están solos, incluso por periodos muy cortos de tiempo.
Como
se sienten dependientes y hostiles a la vez, las personas con este trastorno
tienen relaciones interpersonales tumultuosas. Dependen de quienes tienen cerca
y cuando se sienten frustrados expresan enorme ira hacia sus amigos íntimos. No
pueden tolerar estar solos y prefieren buscar frenéticamente compañía, no
importa cuán insatisfactoria sea. Para mitigar la soledad, aunque sólo sea por
periodos breves, aceptan como amigo a un extraño o tienen conductas promiscuas.
A menudo, refieren sentimientos crónicos de vacuidad y aburrimiento, y falta de
un sentido integrado de identidad (difusión de integridad).
La
mayoría de los terapeutas coincide en que estos pacientes muestran una
capacidad de razonamiento normal en las pruebas estructuradas, como la escala
de inteligencia de Wechsler para adultos.
Los
pacientes con trastorno límite de la personalidad distorsionan sus relaciones
porque consideran a las personas absolutamente buenas o absolutamente malas.
Las ven como figuras que pueden brindar afecto y cuidado o como figuras
odiosas, sádicas.
Pueden
depender mucho de las personas cercanas y demostrar tremendos enfados o rabia
hacia estas en momentos de frustración. Tienen un bajo nivel de tolerancia a la
frustración y gran dificultad para canalizarla de forma adecuada.
Según la
psicóloga americana, Marsha Linehan, hay sujetos que nacen con una tendencia
biológica a reaccionar más intensamente a niveles menores de estrés que otras
personas, y tardan más en recuperarse (esta puede ser una de las causas de este
trastorno).
Dentro de
la inestabilidad en las relaciones interpersonales, presentan un patrón de
relaciones inestables e intensas. Pueden idealizar a quienes se ocupan de
ellos. Sin embargo, cambian rápidamente de forma de pensar y pueden pasar de
idealizar a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente
atención.
Tienen una
necesidad enorme de llevar una vida normal y tener buenas relaciones, pero a la
vez, tienen mucho miedo a la intimidad. La tensión entre esta necesidad y el
miedo causa ansiedad, culpabilidad y rabia.
Tienen
respuestas impredecibles, consistentes en cambios bruscos de humor o repentinas
explosiones emocionales. Pueden mostrar sarcasmo extremo, amargura persistente
o explosiones verbales. Esta conducta es dañina para la persona con este
trastorno y para las personas cercanas, quienes no siempre saben cómo actuar y
pueden pensar que no importa lo que hagan o digan, será dado la vuelta y usado
en su contra.
Los
sentimientos varían drásticamente en calidad e intensidad de momento a momento,
pueden ser tan intensos que lleguen a distorsionar la percepción de la
realidad.
Pueden
alternar entre sentirse llenos de sentimientos o bloquearse dando una imagen de
apatía total y absoluta. Con estos intensos sentimientos o pensamientos de tipo
negro/blanco, la desilusión a menudo se convierte en ira, que puede ser
dirigida hacia otros, en ataques verbales o físicos, o dirigida hacia uno mismo
en intentos de suicidio o conductas autolesionantes.
Es
frecuente que los sujetos con trastorno límite de la personalidad expresen ira inapropiada
e intensa o que tengan problemas para controlar la ira. Estas expresiones de
ira suelen ir seguidas de pena y culpabilidad y contribuyen al
sentimiento que tienen de ser “malos” o “bichos raros”.
La ira y
la lógica no se mezclan. El enfado es más fácil que el miedo y les hace menos
vulnerables. Cuando un enfermo está alterado, no se puede esperar que actúe con
lógica, no porque no quiera, sino porque no puede. Un simple enfado parece
igual que uno tremendo y es difícil distinguir.
Los
arranques de ira pueden ser aterradores. La persona puede dar la impresión de
que está totalmente fuera de control, actuando por impulsos y sin importarle
las consecuencias de su conducta. La realidad, es que en ese momento NO LO PUEDE EVITAR, aunque es
consciente de que lo que está haciendo apartará aún más a la persona de su
lado. Cuando se enfadan con alguien, ese alguien deja de ser una persona con
sentimientos, se convierte en el objeto de su odio y la causa de su malestar.
Es el “enemigo”, se vuelven paranoicos y piensan que ese alguien les quiere
hacer daño, entonces se preparan para demostrar que tienen el control sobre
esta persona.
Aunque
pueden ser emocionalmente (incluso físicamente) abusivos, es importante
comprender que por lo general no intentan hacer daño. Están actuando por un
intenso dolor miedo o vergüenza, utilizando defensas primitivas que
posiblemente hayan aprendido hace mucho tiempo.
Destacar
que estas personas suelen ser inteligentes, agudas, graciosas e ingeniosas.
DIAGNÓSTICO
Los
terapeutas utilizamos el ya citado “DSM-IV-TR”
(Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) para hacer
diagnósticos de salud mental. A continuación aparecen los criterios para el
diagnóstico del trastorno límite (la presencia de 5 o más puede indicar la
existencia de este trastorno):
- Esfuerzos
frenéticos para evitar un abandono real o imaginario
- Patrón
de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la
alternancia entre los extremos de idealización y devaluación
- Alteración
de la identidad: auto-imagen o sentido de sí mismo acusada y
persistentemente inestable
- Impulsividad
en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mimo (Ej.:
gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de
comida...)
- Comportamientos
intensos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación
- Inestabilidad
afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por ej.:
episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar
unas horas y raras veces unos días)
- Sentimientos
crónicos de vacío
- Ira
inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ej.:
muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas
recurrentes)
- Ideación
paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos
graves
Hay que
tener en cuenta que hasta cierto punto, todos tenemos estas características,
especialmente los adolescentes. Estas características deben de ser de larga
duración (años), persistentes e intensas para que se pueda diagnosticar este
trastorno.
Es
importante recordar que hay que tener cuidado a la hora de hacer diagnósticos
propios o a otras personas. Un diagnóstico no debe de estar basado en los
contenidos de un folleto informativo, una página web ni de un libro. Si cree que usted o alguien que conoce puede
tener este trastorno lo mejor es hablar
con un terapeuta cualificado.
Muchas
personas con este trastorno pueden tener problemas o preocupaciones adicionales
como depresión, trastornos de la alimentación, abuso de sustancias, etc. y
puede resultar difícil aislar lo que es el trastorno límite de la personalidad
de otros trastornos.
TRATAMIENTO
Las
personas con este trastorno, necesitan
comprender su enfermedad y ser tratados correctamente. Para conseguir
resultados satisfactorios, se precisan fundamentalmente dos cosas: elevada
motivación del paciente y un buen terapeuta. Los pacientes no tratados sufren
unas vidas extremadamente dolorosas y destructivas, al igual que sus allegados.
El
tratamiento que se debe aplicar es muy complejo, dado que es necesario combinar
elementos de diversas terapias para responder adecuadamente a la complejidad
del cuadro y adaptarse a las características particulares de cada persona.
De esta
forma, se precisa del trabajo de un equipo multidisciplinar (psicólogos,
psiquiatras, centros de día o urgencias psiquiátricas), así como de la ayuda de
la familia (pieza clave en el tratamiento de este trastorno). En este sentido,
es importante dar pautas a las familias para que sepan afrontar los problemas
del día a día.
Finalmente,
señalar que, afortunadamente, la enfermedad tiende a remitir con la edad. Es
decir, suele mejorar conforme el paciente va madurando y reestructurando el
pensamiento.
*Psiquiatra, Director del Instituto
Canario de Psiquiatría (ICAPSI) y Presidente de la Sociedad Española de
Psiquiatría Social (SEPPS).
Etiquetas:
Borderline,
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